CAPITULO 3 JUAN


Jesus y Nicodemo: hay que nacer de nuevo
Nicodemo fue de noche a ver a Jesús, como miembro del Sanendrin (corte suprema del Judaismo) es fácil suponer que él no quería comprometerse mucho con Jesús o buscaba el tiempo más oportuno y de menos interrupción porque durante el día Jesús siempre estaba rodeado de gente, le faltaba algo a Nicodemo por eso buscaba a Jesús y reconoce que él puede dárselo: “Rabí, sabemos que has venido de parte de Dios como maestro, porque nadie puede hacer señales milagrosas como las que haces tú a no ser que Dios esté con él (Juan, 3,2)
Le  pregunta como un hombre puede nacer de nuevo? Jesús le responde: De cierto te digo que el que no naciese del agua y del espíritu, no puede entrar en el reino de Dios (Juan, 2-5). Es convertirse en un nuevo nacimiento, la palabra se siembra en el corazón, produce fe, arrepentimiento y obediencia para obtener perdón de Dios y participar en sus bendiciones espirituales. Nacer del agua mediante el bautismo para ser regenerado y convertirse espiritualmente. El espíritu invade y enseña lo que escapa a la razón y puede venir de cualquier lado, debemos estar atentos para discernir lo que nos transmite el Espíritu de Dios.
El nuevo nacimiento aunque sea origen divino, incluye cosas terrenales y sólo Jesús puede enseñar cosas celestiales. “Así amó Dios al mundo, le dio al hijo único para que quien cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Juan, 3, 18). El amor de Dios se puede ver en lo que hace, es para todos. Dios provee la salvación y el hombre la acepta, Dios envió su hijo al mundo no para condenar, sino para salvar “El que en él cree, no será condenado, pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el unigénito hijo de Dios” (Juan, 3,19).
La luz vino al mundo y los hombres amaron más las tinieblas (ignorancia, superstición, pecado, lo que se opone a Dios). El hombre que no obedece el evangelio no ama de verdad. Juan 3, 21, pero el que hace la verdad va a la luz, para que se vea que sus obras han sido hechas en Dios, el que ama y practica la verdad y la justicia es atraído por Cristo y se acerca a cada día más a él.
El último testimonio de Juan el Bautista
Juan y Jesús bautizaban, era un bautizo preparatorio “arrepentíos porque el reino de los cielos ha llegado”. “Maestro el que está contigo y en cuyo favor hablaste, está ahora bautizando y todos se van a él” (Juan, 3,26) quiere decir que el ministerio de Juan fue exitoso, él quería que la gente siguiera a Jesús. Juan entendía el papel que desempeñaba, lo aceptaba y lo llevaba a cabo. (Juan 3, 29) el que tiene la esposa es el esposo, más el amigo del esposo (Juan) que está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo, por eso me alegro sin reservas. (Juan 3,30) “Es necesario que el crezca y yo disminuya” demuestra la grandeza de Juan y nos interpela en cual es nuestro rol frente a la misión que Dios nos encomienda.

Creer en Cristo es obedecerle, Jesús que proviene del cielo habla y dice las cosas qu4e conoce por verlas y oírlas, es la palabra de Dios hecha carne, Juan es terrenal, aceptamos testimonios terminales, los del cielo no lo comprendemos sino por fe, Juan3, 35 el padre ama al hijo y ha puesto todas las cosas en sus manos.

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